MUAMMAR AL-GADDAFI
PERFIL POLITICO-MILITAR
Nació en Sirtre (Libia), hacia el año de 1942. Fue criado en el seno de una familia humilde de pastores nómadas. A pesar de haber recibido una educación tardía, desde muy temprana edad empezó a florecer en el un interés político altamente nacionalista, influenciado por la revolución Egipcia de 1952 liderada por el general Naguib y el coronel Nasser, que produjo la caída de la monarquía probritánica del rey Frank I e instauro la republica nacionalista en el pais vecino. Con estos fundamentos y buena formación educativa, trazo las lineas para la creación de movimientos revolucionarios en contra de la monarquía del rey Idris ad-Sanusi, aliado de occidente y a quien el consideraba un “pelele feudal”. Obtuvo el título en leyes a los 21 años en la Universidad de Bengasi e ingresa al Colegio Militar de Bengasi en 1963, destacándose en su carrera como un militar sobresaliente. A mediados de la década de los 60 constituye en la clandestinidad con algunos compañeros de armas un denominado Movimiento Secreto Unionista de Oficiales Libres
En 1969, organizó un golpe de Estado para derrocar al rey Idris I (1969). Se erigió en jefe del Estado Mayor y presidente del Consejo de la Revolución que controlaba el poder. Sus objetivos eran alcanzar la unidad nacional como primer paso la consecución de la unidad árabe, la prohibición de los partidos políticos, la expulsión de las bases militares inglesas y estadounidenses del territorio libio y la explotación nacional del petróleo. Al año siguiente acumuló los cargos de primer ministro y ministro de Defensa (1970-72), que dejó luego en manos de personas de confianza, adquiriendo su gobierno una connotación personalista antidemocrática.
En la aplicación de su programa de gobierno fueron nacionalizadas la gran mayoría de multinacionales petroleras llegando a controlar el Estado el 70% de la explotación del petróleo en la década de los 70, algunas compañías se les permitió la explotación del recurso con cargas tributarias excesivas. Simultáneamente, se adoptó un ambicioso programa de obras públicas, dotación de servicios sociales a una población bastante desatendida y extensión de la tierra cultivable a costa del desierto. De igual manera se hicieron considerables inversiones en sanidad, educación, vivienda y recursos hídricos, así como los precios subsidiados de los alimentos básicos, llegando a mejorar drásticamente índices como la alfabetización (el 64% de la población en 1990 y el 87% en 2010), la esperanza de vida al nacer (67 años en 1990 y 77 años dos décadas después) y la tasa de mortalidad infantil (el 64‰ y el 20‰, respectivamente), los casos de extrema pobreza llegaron a ser raros.
Sin embargo, y a pesar de que a diferencia de cualquier otro país árabe-musulmán bajo su gobierno alcanzo ostensible desarrollo la equidad de género otorgando a la mujer diversas prerrogativas y derechos que le permitieron alcanzar un estatus social casi similar al del hombre, el coronel impuso la moralización islámica de las conductas sociales, llegando a restringir y privar a los libios de diversas libertades como la prohibición del juego, el consumo de alcohol, el pelo largo en los hombres, entre otras. Pronto las represiones sociales se trasladaron al campo de la política, llegando a censurar la prensa e imponer medidas de castigo fuertes a sus contradictores, como con la tipificación de delitos anti-revolucuionarios para muchos de los cuales se les aplicaba la pena de muerte.
Creador de un modelo politico singular: “socialismo Islam y democracia directa”, plasma su ideario politico con la publicación de su obra “el libro verde” en el que exponía su original concepción del un Islam politizado que no era ni laico ni integrista, y que aparecía ungido de un socialismo de tipo no marxista que para el autor venía a equivaler a la justicia social. La ideología verde de Gaddafi convocaba nada menos que al derrocamiento revolucionario de todos los gobiernos del mundo y su sustitución por el "gobierno directo de Alá", fundado en la obediencia de la ley coránica y en el principio islámico de la shura o consulta colectiva de los fieles. Sin embargo, el carácter teleologico de su doctrina politica, aceptada en un principio por sus compatriotas, no tardaria en ser rechazada no solo por el mundo occidental o las naciones que no compartieran el Islam, sino también seria rechazado paulatinamente tanto por los Sunitas como por los Shiítas.
Lucho arduamente por alcanzar la integración internacional de los países árabes. En 1971 promovió la creación de la Federación de las Republicas Arabes (FRA) entre Siria, Sudan, Egipto y Libia, la cual, debido a diferencias políticas y el acaecimiento de múltiples enfrentamientos en la región, jamás pudo ser concretada. En 1973 cuando estalló la Guerra de Yom Kippur, Libia apoyó a Egipto y Siria en la ofensiva contra Israel con una escasa participación militar, lo cual fue reprochado por el gobierno egipcio. Gaddafi a su vez rechazo el intento de Egipto de firmar un tratado de paz con Israel que le permitiera recuperar parte del Sahara, así como la normalización de las relaciones con Estados Unidos, declarando a Egipto como su enemigo, estallando el conflicto libio egipcio en 1974. En 1975 Gaddafi motivo al rey Hassan II de Marruecos a llevar a cabo una campaña militar con el propósito de recuperar el Sahara occidental en poder de España, culminada con éxito. Sin embargo, el panorama que aparentemente se aclaraba, termino por opacarse debido al carácter diplomático antipático del líder libio, lo cual condujo a fuertes enfrentamientos y el rompimiento de las relaciones con Egipto, Túnez, Marruecos, Siria, Sudan, Irán y Jordania a alejarse de su propósito unificador de las naciones árabes.
A lo largo de la década de los 80 logró restablecer sus relaciones con Egipto, Marruecos, Túnez y Jordania. Sin embargo esta década es quizás la más oscura de su gobierno. Consolidó una alianza política exterior con la URSS para conseguir armamento, con el fin de emprender una campaña militar hacia el corazón de África en aras de expandir su régimen político por todo el continente, la cual seria conocida como la guerra del Chad. A su vez, permitió en su territorio el entrenamiento de tropas guerrilleras de diferentes países, brindando patrocinio a una ola revolucionaria cuyo propósito era derrocar múltiples gobiernos a nivel internacional. Así, los instructores, las armas y el dinero libios afluyeron con generosidad al IRA norirlandés, la ETA vascoespañola, los separatistas musulmanes de Filipinas, el ala paramilitar del Congreso Nacional Africano en Sudáfrica o los Panteras Negras de Estados Unidos, aunque los principales beneficiarios fueron los grupos extremistas palestinos. Este comportamiento fue repudiado por Estados Unidos, acusando a Libia de incitar el terrorismo, llegando los norteamericanos a bombardear Libia en 1986, hechos en los que una hija adoptiva del líder Libio y 40 personas mas, de las cuales 15 eran civiles resultaron muertos. El ataque aéreo provocó un amplio rechazo internacional. La Asamblea General de la ONU aprobó una resolución de condena por lo que constituía una violación de la Carta de la ONU y el derecho internacional, mientras que el Movimiento de Países No Alineados, la Liga Árabe y la OUA hicieron suyos los durísimos términos de la reacción oficial Libia.
Como consecuencia de los atentados a Lockerbie y Ténéré, sobrevino la sanción mas drástica que hasta ese entonces le haya impuesto las Naciones Unidas a Libia. El 21 de enero de 1991 el Consejo de Seguridad de la ONU condenó los hechos y conminó a Trípoli a que "contribuyera a la eliminación del terrorismo internacional" y colaborara plenamente para el establecimiento de responsabilidades por aquellos dos actos terroristas; implícitamente, le exigía que entregara a la justicia escocesa a los dos agentes libios incriminados en la voladura del avión de la Pan Am. Dos meses después, el 31 de marzo, con diez votos a favor, ninguno en contra y cinco abstenciones, la resolución 748 tomaba nota de la inacción del régimen libio y, en consecuencia, le imponía a partir del 15 de abril un paquete de sanciones aéreas y diplomáticas más un embargo de armas. Las sanciones fueron reforzadas por otra resolución aprobada el 11 de noviembre, la 883, centrada en la congelación de haberes financieros. Durante esta misma década crecieron los problemas internos. La oposición al régimen iba en crecimiento. Por un lado se conformaron movimientos subversivos de carácter religioso, tanto fundamentalistas como islamistas. Por otro lado, Gaddafi soportó dos intentos de golpe de Estado, uno en 1992 y otro en 1993, orquestado por miembros de la cúpula militar. Además, en 1998 fue victima de un atentado en su contra, cuando se dirigía por tierra a Egipto para reunirse con Mubarak, al parecer por islamistas rebeldes.
El 19 de marzo de 1999, Gaddafi acepta las condiciones que le exigía la ONU para suspender las sanciones, restableciendo en ese mismo año sus relaciones con la ONU, la UE y el Reino Unido. Con motivo de los atentados del 11 de septiembre del 2001, Gaddafi encontró la oportunidad perfecta para reivindicar su imagen a nivel internacional y alivianar las tensiones con Estados Unidos, rechazando los ataques de Al-Qaeda, e invitando a la realización de una Conferencia Internacional en la cual se redefina el concepto de “terrorismo“. A su vez Libia recuperó protagonismo al interior de la Liga Árabe, y fortaleció sus relaciones con los países del continente africano en el seno de la UA. Sin embargo, en la primera década del siglo XXI sobresalieron en el plano internacional las controversias que se suscitaron con Suiza, su nuevo rol de mediador de conflictos a nivel internacional se vería empañada por su presunta infiltración de armas en otros países, entre otras acusaciones. La opulencia y extravagancia de Gaddafi y su familia, despertaron entre una gran parte de la población líbia voces de rechazo al gobierno, sumadas a otras causas objetivas que se analizaran posteriormente, lo cual desató la crisis en que se encuentra actualmente sumida Libia.
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